Epilogo |
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Hanna aterrizó sin percance alguno y sin novedades en el Aeropuerto Ezeira de Buenos Aires. El vuelo, largo, muy largo, pero confortable en la clase ejecutiva, le dio tiempo de dormir (de la manera en que uno puede dormir en una silla media reclinable) y poner orden en sus pensamientos. Estar un poco sola con si misma, sin nada mas que hacer.
Pasando el control de pasaportes, entró en la gran sala con los carruseles de las maletas. Sacó la suya, una de las primeras que salio de la banda rodante. Tocó el botón del control de aduana y un bombillo de color verde se prendió. Entre cientos de personas esperando el vuelo desde Madrid, un joven, con un cartón que tenía escrito: “Sandra”, la esperaba. Era Danny. Increíble, p e r o e r a D a n n y. Ahora Hanna entendió el sentido de su último e-mail.
Por parte de Amram, estaba encargado de protegerla durante su investigación en las ciudades de la Tri-frontera. Dejó caer la maleta en el piso y con las dos manos se agarró a su cuello, en un largo abrazo de amantes enamorados. Danny llegó a Buenos Aires una semana antes, organizando la logística de la operación.
“Bienvenida a Argentina”, le dijo en una voz baja y tomó la cara de Hanna entre sus dos manos y la besó. ”No lo puedo creer, que estas aquí”, le dijo Hanna al despegar sus labios de la boca de Danny en un caliente beso. Tanto Danny como Hanna, sintieron el amor escondido y reprimido detrás de este gesto. “Aquí estoy y estaré contigo durante todo este tiempo. Te debo cuidar y te cuidaré con toda mi fuerza y mi corazón”, dándole otro beso. Agarró la maleta y juntos salieron hasta la escalera mecánica, que los llevó hasta el parking de corta duración, donde Danny tenía estacionado su rustico 4x4 alquilado.
En esta misión Hanna tenía ahora una nueva identidad: Sandra Ramírez Vega Nisim, una economista de origen árabe, que estudio en Europa y quiere regresar encontrar las raíces de su familia. Debía infiltrarse dentro del ambiente árabe de la zona de la tri-frontera, con el propósito de recoger información, enrolar informantes y dejar detrás una pequeña red de información, que podía suplir continuamente datos e información de calidad, acerca de los movimientos financieros y de personal. Secundario, tenía otra misión: seguir el hilo de los nazis que se escondieron, después de la Guerra en Argentina y sus nexos con los grupos terroristas y neonazi de Europa.
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Hanna es una bella mujer: 1.73 metros de altura. 57 kilogramos de peso. Una cara ovalada con algo especial: el mentón estaba en línea recta con el cuello, en una fisonomía que le daba un aire de aristocracia de la época del Imperio Romano. Los pómulos estaban también en 90 grados a los mentones y esto le daba un aire de poder.
Hanna tenía una boca sensual y húmeda. La nariz era grande pero en equilibrio y armonía con la cara. Los ojos de un verde intenso te fijaban con una mirada penetrante. Una frente amplia. El pelo castaño claro, lo tenía de varios peñados: recogido a la mita le daba luz a la bella y poderosa cara. El pelo suelto le daba generosidad, impulso, atracción y seducción. Brazos fuertes de los ejercicios del gimnasio. Dedos finos que se terminan con bellas y largas uñas.
Un cuello alto sobre los hombros. Los senos de la talla 34 eran de una fatal concordancia, armonía y atracción con el cuerpo esbelto y alto. Casi siempre sin maquillaje, era original y autentica. Con una constante sonrisa sobre la boca, Hanna era liviana, agradable, caliente, sexy, armoniosa y en general, algo que cada hombre querría tener y amar. No soportaba la mentira y la doble cara, cosa que a veces le atrajo problemas.
Cada gesto, desde como recogerse el pelo hasta hablar, reír, escribir y sentarse en el caro estaba gracioso y generaba una energía positiva. Llenaba siempre el volumen del cuarto en que entraba. Todas las miradas se volteaban hacia ella: incluso los más tristes se ponían alegres. Fuerte por fuera, pero sensual y débil por dentro, era una autentica sabrá. Un ligero aire de viveza era disimulado detrás de una compleja y rígida educación que recibió en su familia.
Su actitud reflejaba siempre control sobre sí misma y sobre sus interlocutores. Tenía un punto débil. Quería enamorarse, casarse con el hombre de su vida, tener una familia y estabilidad. ¡Estar feliz!
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En la tarde salieron a caminar juntos por el centro de la ciudad. Comer una autentica parrilla argentina, beber vino y bailar, como una verdadera pareja en viaje de bodas. En las calles había gente vendiendo de todo. Fue atraída por un vendedor de libros viejos. Hanna se paró en uno de los puestos, para ver los títulos. Mirando los títulos, su atención fue atraída y cayó sobre uno: Odessa de Frederick Forsyth, el autor del la famosa novela El Chacal. La portada, de color azul, con letras en negro, tenía como imagen la gorra de un oficial, con la insignia del SS, el cráneo humano con las dos tibias cruzadas, sobre un mapa de color amarillo del continente americano, desde el sur de EE.UU. hasta la Tierra del Fuego. Abrió el libro y leyó febrilmente la Nota del Autor y la Noticia Preliminar. Lo compró de inmediato. Dany lo pagó y se la regalo.
Sin saberla en el mismo momento que la suerte hizo que compró el libro, con la lectura del mismo, estaba entrando en un laberinto que cambiaria casi toda su vida. Una parte de la información escrita y romantizada allí, le dará las llaves para su futura misión.
Continuara en…
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NDA: Los cuatro pedazos óseos que Levente Beria se llevo a Moscú para mostrarlos a Stalin en 1946, son el único material orgánico que quedaba de unos de los hombres más odiados de la historia humana. Si su procedencia era verídica, los huesos estaban envenenados con cianuro de potasio y no tiene ningún valor genético. Por el momento…
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