Fin de siglo veinte. Un siglo dramático, lleno de
víctimas, de accidentes, de guerras devastadoras, de tragedias sin
fronteras de religiones, naciones, edades y género, pero también de
excepcionales logros tecnológicos. Pero sin avances morales u
espirituales. Somos iguales a los seres humanos del tiempo del
Imperio Romano, hace 2.000+ años. Solo la tecnología de
comunicación, de la medicina y del transporte ha cambiado.
Pero la perfección llega con la tecnología
de la muerte en grandes escalas: los gases mostaza y de Ypres de la
primera Guerra Mundial, la guerra de trincheras de 1916-1919, el
genocidio a la más grande escala de los Campos de Concentración
Nazi, los bombardeos Aliados de Dresden, las bombas atómicas de
Hiroshima y Nagasaki, el terror institucionalizado de los Gobiernos
de Hitler, Stalin, Pol Pot, Sadam Husein, la Revolución Cultural
China, la guerra de Correa, Vietnam, la Guerra de Afganistán, la
guerra del Golfo Pérsico y más reciente los masacres de Bosnia y
Herztegovina, Ruanda y Ghana.
Los últimos ensayos atómicos indios y
paquistaníes han escalado la tensión en Asia y han sacado a la luz
pública sus mayores problemas y temores. No porque los cinco países
atómicos declarados (USA, Inglaterra, China, Rusia y Francia) van a
usar estas armas con más conciencia y discreción (teniendo sus
propias agendas de prioridades: los misiles de cada usa están
apuntando hacia el territorio de su enemigo teorético u practico),
pero porque si el terror atómico se va proliferar en manos de mentes
enfermas y chantajistas: ¡de verdad que el mundo de hoy está en
grande peligro! En más peligro que antes. Cada vez que la
tecnología avanza, mayor el peligro!
Que se va poder hacer con una bomba
atómica en manos de muchas piases? ¿Qué palancas tendrán los cinco
grandes para detenerlos? Las mismas de siempre: insolación
diplomática, corte de ayuda económica, cortes de préstamos
financieros, bloqueos... cosas que al final fracasan y fortalecen
las fuerzas radicales y nacionalistas internas. Debe ser que el
ejemplo de Hiroshima y Nagasaky está lejos, como una pequeña nota
histórica, sin importancia y que la gente está indiferente al real
peligro.
¿Un pueblo con menos de $ 400 per cápita necesita
bomba atómica?
(en referencia a India y Pakistán)
¿Qué van a comer? Los átomos de Uranium 242. No creo
que le vayan a gustar......
Pero así debemos vivir... con este peligro sobre
nuestras cabezas, porque esta carrera asiática va “salpicar” en
todos los puntos cardenales del planeta. Todos van rehacer sus
cálculos tácticos y estratégicos. Toda ya está por cambiarse.
¿Estamos preparados para una emergencia? Si
uno lo piensa bien, podrás escapar de Caracas, en caso de un ataque
atómico, solo a caballo u en moto. Nadie se preocupa elaborar
planes de contingencias y emergencias para esto casos catastróficos.
Para Caracas, la lluvia es un caso de emergencia igual, en términos
de movilización, que un ataque atómico! La diferencia será solo en
unos millones de víctimas inocentes. Pero esto no es solo el caso de
Caracas: New York, Ciudad de México u otras grandes ciudades están
en el mismo peligro y sin salida. Somos vulnerables, muy
vulnerables.
El mundo de hoy esta de tal manera estructurada que
escapar de una grande ciudad es casi imposible: ya vieron las
escenas de pánico y desesperación en Independence Day ID4, Deep
Impact, Volcano, Martians Attack u Autopista Prados del Este a las
07.00 AM. ¡Cómo se podría escapar de una ciudad como Caracas, con
solo dos salidas vía autopista, que ya están Heavy Metal cuando hay
sol, paz y armonía!
NO
piensan que las historias de las películas de
Hollywood son ciencia-ficción. Todas tienen algo de realidad y
basadas en escenarios que podrán existir. El único uso de la bomba
atómico, lo veo en la defensa de una invasión de seres extra
terrestres. Ninguna civilización que llega hasta la Tierra viene en
paz. Serán superiores de p.d.v. tecnológico y no buscaran las playas
del Mar Caribe, u visitar la muralla china y las pirámides. Buscaran
fuentes de energía y mano de obra (esclavos).
¡Hoy no hay privacidad!.
En un mundo globalizado cualquier noticia en un lado oscuro del
mundo está en la pantalla de televisión en minutos de haber
ocurrido. En los tiempos del Imperio Romano, para mandar un orden
desde Roma hacia su provincia más lejana, necesitaba varias semanas.
Hoy nos comunicamos con cualquier parte del mundo en menos de un dos
segundos, vía satélite. ¡Así que todo está al descubierto! Las
decisiones se pueden tomar en real time y con la llegada de
Internet, de verdad que todo está allá, en la pantalla de la
computadora. Internet ya es espejo de nuestra civilización.
Cualquier evento que pasa en realidad, se reproduce virtualmente en
Internet desde partidos de fútbol, conciertos hasta galerías de
artes y reuniones políticas. Hasta las religiones están presentes en
el mundo virtual.
Cada vez vivimos en un mundo más
complicado, sensible y con un frágil equilibrio. Por un lado estamos
ávidos de nuevas innovaciones tecnológicas, no podemos vivir sin un
teléfono celular, sin una computadora, sin un automóvil de 200
caballos, sin un moderno televisión vía satélite, pero la misma
tecnología nos hace el blanco de mayores intereses.
¡Estamos más divididos que antes. Más agresivos! Más
propensos de ir a la guerra en nombre de falsos ideales, religiones
sin fundamento, líderes carismáticos y fuentes de energía baratos!
Adaptar la simbólica pregunta de Hamlet al fin de siglo XX:
Tenerla y no tenerla.
¡Esta es la pregunta! Debemos vivir con esta nueva tensión e
imparable peligro. ¡Debemos cambiar! |