TERRORISMO Y NEOTERRORISMO

A 20 años de Acción Entebbe 

         PIENSO  que se debe recordar lo que pasó en 1976, en una pequeña ciudad de Uganda y cuyo drama la puso en el mapa mundial: Entebbe. El domingo 27 de junio de 1976, el vuelo 139 de Air France de la ruta Tel Aviv-Paris, después de la escala en Atenas fue secuestrado y dirigido a Entebbe, por un comando combinado de terroristas palestinos del Frente Popular para la Liberación de Palestina (OLP) y de los comandos de la guerrilla urbana alemana Baader-Meinhof.

         La historia de Entebbe es corta y gloriosa: los terroristas exigieron la liberación de 53 compañeros, terroristas y criminales convictos por las cortes de justicia de varias naciones: Israel, Alemania, Kenia, Suiza, Francia, a cambio de rehenes. Paralelamente, el Estado judío a través de intermediarios, negociaba con los terroristas y se prepara también para una acción militar de rescate, que fue aprobada por el Gobierno y el Estado Mayor: el primero de julio de 1976, el “Raid on Entebbe” tiene “luz verde”; cuatro aviones Hércules C-130 y dos aviones Boeing 707, despegan de un aeropuerto militar de SINAI y son enviados, en un vuelo de ocho horas al ras de las olas del mar, a Entebbe. Repletos de comandos de los paracaidistas, artillería, carros ligeros de combate, un hospital de campaña y equipos de comunicación, los Hércules aterrizan en plena noche, detrás de un vuelo chárter inglés, que fue utilizado como decoy. Atacan y ocupan al mismo tiempo la pista de aterrizaje, el viejo Terminal, donde estaban durmiendo sólo los pasajeros de origen judío y los pilotos franceses del Air France (los pasajeros no judíos fueron liberados días antes, para no levantar protestas accidentales), el nuevo aeropuerto la torre de control. La sorpresa fue total: en una acción cuya duración no fue mayor de 57 minutos desde el aterrizaje del primer Hércules y hasta el despegue del ultimo Boeing, se liquidaron todos los terroristas (13), se destrozaron la torre de control, 8 cazabombarderos MIG-19 ugandeses y 35 ugandeses perdieron la vida. La liberación en sí de los rehenes duró sólo 15 segundos. Los 6 aviones se reabastecieron con combustible en Nairobi, Kenia, y continuaron rumbo a Israel, donde les dieron una victoriosa bienvenida.

    Fue un operativo de un enorme riesgo y altamente sofisticado para su época. La velocidad, la fuerza y el profesionalismo de los comandos israelíes, el modus operandi y  el concepto general hicieron la diferencia para el éxito de una acción que carecía de cualquier margen de seguridad. Nadie, fuerza armada, grupo antiterrorista o individuo, desde entonces, ha podido repetir esta hazaña, con los mismos resultados positivos y la total recuperación de las vidas de los rehenes. El planteamiento ha sido realizado, bajo las más difíciles circunstancias y mucha presión, y había elementos de inteligencia e información que faltaban. El rescate de Entebbe fue un contundente golpe al terrorismo internacional, y dio lugar a que Estados Unidos y el resto del mundo resolvieran combatir este peligroso fenómeno y emular el ejemplo israelí.

      Desde entonces, adaptando lo que dijo Napoleón a sus tropas antes de la Batalla de Austerliz: “Si van a decir que se batieron en Austerliz, le van a responder: ¡mira un valiente!”, todos los que participaron en la acción Entebbe se cubrieron de gloria y fama para siempre. 

      Hoy tenemos, desafortunadamente, muchísimos ejemplos de una nueva ola de atentados terroristas: apareció el neoterrorismo, una nueva forma de terrorismo high-tec: el avión de Pan Am en Lockerby, la bomba de Worlds trade Towers (N Y), el atentado de Oklahoma City, bombas en Irlanda de Norte y España, en el Metro de París y de Moscú, los Kamikaze de Tel Aviv y Jerusalén, los carros-bomba de Arabia Saudita, y el reciente atentado contra el Jumbo de la TWA en Long Island puede reconfirmar la sofisticación de los terroristas (el avión salió inicialmente de Atenas, igual al de Air France secuestrado a Entebbe.

      El neoterrorismo, terrorismo del fin de siglo XX, tiene formas muy sofisticada de manifestar y también difíciles de rastrear y contraatacar. Ya no es necesario que los terroristas secuestren un avión a mano armada: hoy lo pueden volar con bombas a control remoto o con misiles tierra-aire. Hoy los criminales prefieren el anonimato, un bajo perfil y su odio ya no tiene límites, en contradicción con los años 70 y 80, (cuando querían estar en las primeras páginas de los periódicos), también por la fuerte respuesta y el repudio de los países afectados y por medio a las sanciones mundiales en contra de los gobiernos que patrocinan el terrorismo de Estado: embargos económicos, y demográfico, juegan en pro de los criminales de toda índole. El resurgimiento de las tácticas de Kamikaze, con su increíble lavado de cerebro, tiene pocas tácticas de contraataque, dejando un mínimo margen de acción a los organismos de seguridad.

       La desintegración de la Unión Soviética y sus satélites ha minimalizado el suministro de armas y explosivos, campo de entrenamiento y soporte político y logístico de los terrorismo es una carta fuerte de chantaje político en las manos de muchos gobiernos, antiguos Sponsors como Irak, Irán, Libia, Corea del Norte, Sudán, Siria, u otra docena de países de la lista CIA.

   Se debe destacar también la calidad de los expertos y la inmensa capacidad en equipos, logística e infraestructura de rastreo, comunicación, rescate y de análisis, que los paises de la primera linea de fuego estan empleado en la lucha anti-terrorista. La respuesta del contraterrorismo de hoy es mucho más fuerte y contundente que hace 20 años, teniendo un altísimo porcentaje de criminales llevados a juicio y convictos. El intercambio de información entre los organismos nacionales encargados de lucha antiterrorismo es cada vez mayor, más rápido y más coordinado.

     Por un lado, la seguridad es muy costosa, incómoda y toma tiempo, entrenamiento y una sofisticada logística para ser imposible tener una seguridad total. Las represalias en contra de los países que promueven el terrorismo deben ser iguales al daño infligido inicialmente al país afectado.

 Hedi Enghelberg